lunes, 28 de marzo de 2022

La azotea, calles y ventanas

-Hay que empezar por el final -le digo a mi esquizo, alias heterónimo, llamado Mero.

-Por fortuna hicimos los blogs. Entre su basura quedan viñetas rescatables, que insinúan al mundo en nuestra mirada desde la infancia.

-¿Cómo cribarlos?

-Déjaselo a la Corte, cuyo mandato seguimos, engrosada durante el Último Viaje o volado final, con quienes Medio Oriente, Asia y los pueblos rusos ganan en representación.

-Volado final, jeje.

-Eso es, ¿no?, según se comprueba aquí.

-A lo pedestre.

-Como muchas veces antes. Ridículos entre semana, sábados y domingos...

-Sublimes, jeje.

-Tal cual, Risotas. 

 El que apenas supo andar subió a la azotea de donde no saldría nunca, digo dando por supuesto que desde allí descubrí las calles y su gente según necesitaba.

-Cuanto mejor se va entre muchos -pensaba años después al subir al Metro, cuando enrebozado por Ella cantaba "En el campo y la ciudad/ ríen igual que nosotros"*.

Azotea, calles y luego, apenas llegaran Él y el Nuevo, ventanas. Llano, maravilloso estar compartido sin palabras con hombres y mujeres al paso, como hoy este departamentito donde mi rata huésped respeta las reglas y no musita siquiera, evitándome darle pelea.

No repetiré la terca pregunta, Ana, pues conoces el secreto: nadie desaparece al morir; queda en los lugares que anduvo. A cambio sumo y resto contigo y la Tic, para precisar cuánto falta. Lo hago por mi soberana voluntad, obsesionado como siempre con la bisabuela Teresa. De rascampache no puedo más. 

¿Me acompañan al Hospital General? No es justo que la próstata sufra -sobra el jejeo, pues ha sido adorable esa cosa.

Llama mi amita:

 -Cuac, hay un tema tabú para los juegos y vienes tratándolo hace rato.

Por primera vez precisamos palabras.

-Saqué el dinero de donde guardo las quincenas -le explico. -He sido prudente, como suelo, y no hay otros gastos extras. Con confianza, pues, fui rumbo al Metro, porque las consultas son con cita e iba a tramitarla. A medio camino noté que había dejado los papeles y no tuve ánimos para volver a intentarlo. Entonces crucé para preguntar precios donde sabes. Hay servicios baratos.

Me mira fijo. 

-Ya sabes, el cuento aquél: Una visita al abuelo** -continuo. 

-Estás llegando demasiado lejos.

-Ese viejo no se anduvo con tiento. 

-Ven.

-Algunos aseguran que vistes de negro.

-¿Y las fotos en los diarios hechos para mí?

  

-0-

Al día siguiente corro de entrevista en entrevista, con alegría pues cumplo lo que suele demandarse a quien percibe ingresos. ¿Eso sirve socialmente? No, pero por una vez puedo darme el permiso.

Entonces alguien comete el error de pasar el ejemplar equivocado, donde hizo dos anotaciones. Revelan a un persona inteligente... y llena de rencor. ¿Cómo sobrevive, situada a la cola? 

No importaba que el agraviado fuera yo, por veinte líneas escritas en cinco minutos y contra mi voluntad, sino el desnudar del mundo alrededor. 

Inesper, resulta verdaderamente difícil seguir. Sí, ya sé, nuestra canción

Espera, ahora caigo: los billetes dentro del sobre mermarán por el fármaco al cual me aficioné cuando tenía veintiocho años. Debieron dármelo mucho antes. Aunque la angustia crónica no es un dulce, sirve como socio. Nervio desnudo, apenas te distingues del exterior obligadamente entrañable, entonces. 

-Así es esto, no hagas caso, ¿recuerdas que me dijiste, Cuac?

-Sí, seño. Pero mi desierto, a diferencia del tuyo, para transitarse... En fin. La edad no me permite aventuras. Ve, nomás repito.

-¡Para!

-Uy, mama...cita, jeje. 

-Obseso. 

Sonríe y continúa:

-Me gusta esta saxofón.


Números

Esta notita se "publicó" hace dos o tres días así que nadie más vendrá por aquí. Puedo hacer cuentas, entonces.

La dádiva que recibo es de unos 550 dólares mensuales. El sueldo asignado a los soldados rasos anda por 700 y algo y, como ellos, no pago renta, pues el departamentito es familiar.

Desde enero médicos y fármacos se llevaron unos 2,000, compartidos a mitas con mis crías, quienes de buen grado habrían pagado todo, pero la conciencia... Ahora queda lo que cobre el Hospital General por la próstata, tras un estudio socioeconómico al cual no mentiré, como aconsejan tal y cual. ¿Cuánto pediré a aquéllos?

Para llegar a la quincena tengo unos 275. Debo 150 a O, pues le pedí prestado, y no alcanzo, porque además mi droguita farmacológica cuesta unos 75.

Son pequeños esfuerzos inútiles, considerando los problemas de oxigenación, que siguen, sin importar cuántos cigarros rebaje a la dosis histórica.

Los sueños compensan, luminosos, plácidos o en pesadillas antes inconcebibles -soy un asesino que con sus compinches esconde cadáveres mientras vive frívolamente, o atestiguo cómo el universo se pudre en estampas que ni John Milton imaginó.

Mejor la cremación sin velatorio, de seguridad pública, 500, con su beneficio extra: queda en mi cuadra, jeje. 

-0-

-Cuac, estabas tan orgulloso de engrosar otra vez piernas, etc. ¿Y la crisis por la cual esperabas con tu abuelo?

-Cántame.

-Te hice una transferencia. Y no discutas. Colgarte por tres pesos y dejar desabuelado a N.

-Cántame, de las meras tuyas.

Termina y vuelvo sobre la cuestión. 

-Debería enojarme y no lo haré, porque devalúas mi problema. ¿Asunto de unos pesos, P?

-Perdón. 

-¿Qué hago con tu transferencia?

-Perdón, otra vez.

-Me toca la música.

   

*  Leonard Cohen. No es forma de decir Adios

** Dylan Thomas, en Dublineses o https://www.cuentocuentos.org/cuento-adulto/1557/una-visita-al-abuelo.html.