lunes, 14 de marzo de 2022

Conspirar contra el tiempo

 

Por casualidad la semana pasada me llevó al parque donde adolescente novieava y al que servía para batallas campales.

También estuve en el que vi nacer y luego me acunaría. A menos de media cuadra tomé una foto a la casa paterna.

Son retratos mudos. Imposible reconstruir con ellos un tiempo que circula todavía. 

Anoche los sueños exhibieron a la Princesita. Se burlaba de mí desde que desplegó su corte para conquistarme.

-¡Vete, ave de mal agüero! -le grité, jeje. 

Con Ana no fui a esos sitios y tampoco ella me cuenta los días que caminé y camino ahora tan sin dudas como ayer. El amor ocupa un espacio casi imperceptible mientras ando las calles. Cuentan las nubes, las y los paisanos con quienes cruzo, los edificios, los autos, los árboles.

Hay una serie de apuntes o viñetas regados por estos blogs, cuyas protagonistas son calles anónimas que atraviesan muchos tiempos.

A los quince bajo una avenida en las mañanas tempranas. Sirve como andadero al parque a esta hora desierto. 

A izquierda es tierra de nadie, digamos, pues no hay colonia reglamentaria, garantizando que una clasemediera y un barrio intercambien malos modos.

Luego, las épocas existen, y también las ciudades, países, edades. Ibn Simbad, por ejemplo, transitaba lugares muy distintos, y yo mismo al poco me marcharía de allí. Pero al encontrarnos permaneceremos en nuestra primera juventud, y antes, claro. Saberlo será tal vez el gran bien compartido. 

Visito los parques durante el proceso de vencer el deterioro. Inútilmente, pareciera hoy volviendo a mi mayor temor: que hay quienes crean conocerme y me ayuden, señalando una inexistente soledad, así conciencia dolorosa que quiere desaparecer las calles todas. Conspiran contra ellos y ellas, ¿no se dan cuenta?

Hace poco me pidieron escribir sobre el pasado de un viejo amigo. Di la vuelta sin hacerles caso. No participaría en empeños por amortajarlo.

 (¿Sin la musiquita haría viñetas, etc., jeje?)

Exagero, Princesita, Ana y demás. Las y los quise, odié a ratitos, algo vimos unos de otros -¿cómo terminará resolviéndose gramaticalmente el tema géneros?-. ¿Hubo mutua construcción? Poca, creo. Solo padres y madres tienen poder para marcarnos y lo hacen hasta el tuétano, para mal, sin excepción, aunque algunas y algunos tienen también varitas de brujas y magos nobles. Matizo: casi siempre. No es mi caso, advertí. (Tuve hijos y les pedí perdón, aclaré también, e hice lo posible por darles un a cambio.)

Intento vivir a lo debido, con únicamente las calles, desde entonces.