sábado, 7 de mayo de 2022

Oficios (toma no sé cuántos)

 El oficio es vivir, afirmo aquí hasta la saciedad, y usé una cita para validarme sin conseguirlo bien a bien: "Allí donde otros exponen su obra yo sólo pretendo mostrar mi espíritu./ Vivir no es otra cosa que arder en preguntas."

Quien escribe eso anduvo como poeta en la Europa occidental de entreguerras "mundiales", desde su adolescencia. ¿Cuando niño se preguntaba telúricamente? Tal vez. ¿Y si hubiera nacido hindú en Pondicherry, madenka que devendría senegalés, peruano de Ayacucho, con padre labrador y madre curandera, pongamos? Quizá también, pues no hay humanidad sin dudas sobrecogedoras, pero sin palabras elocuentes a mano callaría para hacérselas quién sabe cómo en el interior de sí.

Llegado a este punto recuerdo siempre a Kelley, con quien hallé por única ocasión un sujeto a modo. 

En cualquier caso, incluso sino existe el inconsciente colectivo (https://www.youtube.com/watch?v=w6jmFGFGoNk), los minutos son universos en los cuales pasado, presente y futuro de criaturas y cosas se entremezclan a "lo caprichoso". Y empiezan por eso que no importa quienes seamos define a cuanto vive: el trabajo. 

Cierto gran escritor inglés a quien ganaba la soberbia, presumía: hasta siendo mujer, con dos minutos de asomar a un cuartel bastaba para descubrir sus más secretas intimidades.

-No, amigo -podría respondérsele. -Si puede usted hacer guiones geniales como el de esta película

se quedaría en babia con lo que circula dentro de cada oficinista londinense. 

Vivir, vaya tarea.