lunes, 24 de julio de 2017

Río Abajo

Se relaciona directamente con Crónica y ¿Una novela? y le sirven "Sur, geografía profunda", Vela y otras cosa.

Inauguremos un nuevo río, les ofrecí, nietos. Vamos.
No sé bien qué indica la nueva desaparición de mi abuelo y sin guía por el tiempo vuelvo al curso previsto, dándome prisa pues recientes descubrimientos vuelven intolerable este lugar.
Escribí eso sobre una banqueta donde esperaba vinieran por mí, en el oriente de nuestra ciudad, que hace mucho, les conté ya, destinaron para la pobrada. Era hacia el sur ocupado por diez o doce millones de almas en un semi orden que permite cualquier cosa. Cuando niño encontré aquí poblaciones seculares o milenarios y dos lagos casi extintos cuya disputa aprovechó montañas donde la serranía se hacía baja y estrecha. A nada de eso atiendo hoy y seguramente no lo hacen quienes cruzan, ocupados en otras cosas -la muerte, pongamos, del que se presume dirigía una mafía criminal aficionada, en comparación con la multitud regada por el país, muy influyente aquí, donde centenares marchan al sepelio como si acompañaran a Robin Hood -quizá no están del todo equivocados y no porque su héroe fuera bondadose en algún sentido, sino recordadon al personaje británico, tal vez muy parecido a él.
En fin, vuelvo a lo que borroneé para nuestros cuadernos:
Creo a ciegas en Lupita y sus amigos y si pasó la decepcion por las hermanitas y hermanitos, el resto alrededor se reveló como una árida estepa. Pequeños lobos en mil cuadrillas llevan años mordiendo a nuestra santa, sin que yo lo percibiera. Salen de las cuevas cuya existencia advertí con asombro tardío. Se devorarán entre ellos mientras los demás siguen su paciente construcción. Más allá quienes crecerán exponecialmente en número y voracidad.
Disculpen el tono, que además oculta y falsea, presumiendo, por ejemplo, que todo es blanco y negro y nuevo.
No tengo ganas ni tiempo de mostrar, digamos, cómo tras discursos radicales hay hasta tiendas de dulces y chucherías en disputa. 
El fenómeno es antiguo, se acusó durante la posrevolución y en esta sociedad descompuesta alcanza niveles extraordinarios. Dogmatizadas, las congregaciones pelean unas con otras y entre sí, las infiltran, vuelven a radicalizarse, sus proyectos desaparecen o deliran.
Al costado contrario, avaricia mayor regida también por luchas tribales.
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-Caminamos porque tropiezas -me decía Ana primera, preciso, y no Ana a secas, porque al nuevamente reunirnos no tropecé. 
¿Qué pensaba de mi año anterior, al cual no debía referirme para que lo entreviera, y cómo me vería hoy, cuando el nuevo rumbo representa una arriesgada apuesta?   
-Es forzosa -le aclararía y ella...  Quién sabe.
-¿Por qué se fue? -hablo ahora a la Seño.
-¿Sino, se habría quedado? -podría preguntar.
-Sí.
-¿Renunciando a cuanto piensa?
-¿La decepciono?
Estoy contra la pared, S y E, digamos dramatizando. No soy el Perseguidor, ni hoy ni nunca, según pensaba mi más duradera acompañante.
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-¿Pero contarás lo que sucedió? -dijo con acento mordaz la mujer y no entendí hasta voltear hacia los otros.
-Ya veo -pensé.- Hay una generalizada opinión de que mis trabajos no relatan, así los presida siempre la anécdota. -¿Qué quieres que cuente? -debí preguntar? ¿El falso lugar común, sin sustento si los hechos se miran como es debido o a lo escueto aparecen y no quedan ocultos por ignorancia o mala fe?
Así aquí, E y S, a los cuales aprovecho nuevamente para aclarar: son quienes dejé al irme al Níger. Hijos no tuve, repito por enésima vez, aunque haya puesto la materia prima, pues me asumí criador y ya. Estoy solo, en consecuencia, y ustedes, Ohsis, visitan los ríos en el futuro. 
Solo con mis hermosos fantasmas. 
-¿Llámasme fantasma?
-De todo te quejas, abuelo. ¡Ay!, no me hosties más, con una chingada... ¡Ay...
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Como prueban estas viñetas, tenía razón quien veladamente me acusaba de críptico. Y a la vez yo estaba en lo correcto al responderle sin palabras. Depende, dice la canción que acompañá el diario a mi Seño o Inesperada real. "De según cómo se mire", señala también esa letra(1), aprovechando un famoso, simplón poema(2). Si estábamos en martes, la mujer que amé era ensueño ideal y llegando al miercoles pudo habérseme acercado para obrar a nombre del diablo.
Empecé aquí acusando a Tales, y así Cuales, yo entre ellos, resultaban blancas palomas. ¿Traté después de explicar el fenónemo?
Días más tarde se hace público: en la misma zona donde una procesión despedía a su criminal padrecito, amparada por nuestra izquierda electoral hay otra mafia, que posiblemente se relaciona con él.
Oh, casualidad: lo niega en redondo quien me acusó por mis raros relatos. Todo es según el color...
Al siguiente río, pues, nietos. Abajo, lo llamaré.
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Nuestros cuadernos tienen ya un final, E y S. Este es del personaje que los escribió.