domingo, 18 de febrero de 2018

El anillo

Todo está en el rostro del director.
-En música la naturaleza es siempre Mi bemol -dice un tipo y no preguntaré a P por ello, ni a nadie más sobre el Anillo de los Nibelungos, como llaman a la teatralogía toda, o sobre el propio Cantar. -Amor y poder, a eso se reduce la historia.
Vaya descubrimiento. ¿Qué triunfó en Wagner? Aquí su final
Lo primero que encontré, Tic. Puedes prenderle fuego al video, jeje.
-El amor -concluye arrebolado nuestro guía, por televisión, en una serie ¿para difundir conocimiento o treparse al proscenio del Burgtheater, director emérito o don Richard redivivo?
¿Y nosotros qué escogemos, nibelungos callejeros? ¿Se nos tomó en cuenta cuando decidieron por el oro del ring? ¿A quién le consultaron al menos que aquello valía vidas?
El Cantar se escribió ya muy avanzada la estratificación social. Para entonces los pueblos germanos llevaban muchos siglos rozándose con Roma, sabiendo de reyes, cortes y esas cosas. 
Su héroe, Sigfrido, ejemplifica cuanto es detestable: "Cuatrocientos portaespadas debían recibir la investidura al mismo tiempo que el joven rey; muchas hermosas jóvenes trabajaban con afán, pues querían favorecerlos y engarzaban en oro gran cantidad de piedras preciosas. Querían bordar los vestidos de los jóvenes y valerosos héroes y no les faltaba que hacer...
"Muchos ricos de la clase media y muchos nobles caballeros fueron a la catedral: los prudentes ancianos hacían bien en dirigir a los jóvenes como en otro tiempo lo habían hecho con ellos; allí gozaron de placeres sin número y de no pocas diversiones...
"En el patio de Sigemundo el torneo era tan animado que las salas y el palacio entero retemblaban. Los guerreros de gran valentía hacían un ruido formidable (...) Sirviéronse con profusión ricos manjares y vinos exquisitos, con los que dieron al olvido sus fatigas...
"La fiesta se prolongó durante siete días: Sigelinda la rica, perpetuando antiguas costumbres, distribuyó oro rojo por amor de su hijo (...) Nadie se atrevió a insultarlo nunca y desde que tomó las armas apenas si se permitió reposo aquel ilustre héroe."
Poder, riqueza, muerte. Solo eso se loaba. Abajo, hambre pertinaz, absoluta indefensión ante los "caballerosos" saqueos, y trabajo y más trabajo, claro.
Los Malditos presentes continúan a Sigfrido. El Cantar se haría hoy narcocorrido, jeje. 
Juro que no soy fundamentalista y respeto el Anillo y el Burgtheater, y al tipo de la tele por mí que le den un canal -el de La Mancha, por ejemplo (no se rían; alguien a quien conocí declaraba: En llegando la revolución desapareceremos los parques; menuda frivolidad representan). 
Como sea, el motivo del Sigfrid no tenía rival en miras: quería a la morra más guapa de cien reinos. Ni palabra había cambiado con ella. ¿Su buenura lo impresionaba? Más bien, creo, que ninguna otra significara un premio semejante. Porque, aquí entre nos, sobre las facultades amatorias de él dicese nada. A Crimilda puede intuírsela en besos y sofocos. Eso y ya, pues los cantores no se aficionaban por tales temas. ¿Hay eyaculadores precoces en la Iliada, etcétera? ¿O registro de cuánto dura un ayuntamiento promedio entre familias reales? (¿Hamlet se masturbaba, por cierto?) 
¿Al genio literario lo respeto y no a su materia? A través suyo habla una época y universales preocupaciones.
En realidad, el Cantar no inicia bien a bien hasta que aparecen los nibelungos. Entonces pasa de vulgar himno a padrotes medievales, a algo verdaderamente grande. ¿Sí? 
Culminemos mi rastrero reduccionismo: qué de raro si Hitler adoraba a Wagner y al Cantar.
Lo estoy usando nada más, anónimo cantor altomedieval -¿o fueron muchos?; aprovecho para condolernos por la tardía versión que necesariamente llegó a nosotros (no hubo tal antes, se entiende, sino muchos cantos particulares), pues de fundar una lengua iba también el asunto (y una patria a la vez, y ahí está quizá lo grave en este no-enredo) ((oh, letra, muerta viviente, debieron inventar la grabadora y no la imprenta, dígome yo) (((y ya entrados digo Gracias, don Fernando de Rojas y anexas, por traer al pueblo pinolero a escena, y ustedes, Quevedo y Manco lepantoso, como no amarlos con su picaresca))) ((((¿la modernidad empieza en Shakespeare, seguro, Monsieur Víctor Hugo?)))) (((((como simpático, pásesenme los excesos; entrado a erudito, que a secas me lapiden).
No escribo esto por diversión, ¿saben, nietos? Buscaba material para El último viaje. ¿Lo obtuve? Desde luego debía proceder azarosamente, que es lo mío.
¿Aquí se acaba esto? Esperen tantito, ¿va?, cuando estamos a una semana de que marche, ¿cierto, Inesperada, viaje final 2?
Creyendo a Épica, Wagner escribió para todos. Es tan nuestro como de quienes produjeron enormísimos crímenes de lesa humanidad o los que los imitan hoy. 
Denasnémonos: "Pocos han descrito mejor que Alexis de Tocqueville el trauma provocado por los movimientos revolucionarios que sacudieron Europa en 1848: ´La sociedad estaba partida en dos, los que no tenían nada y permanecían unidos en la envidia y los que tenían algo y permanecían unidos en el terror´ (Recuerdos de la Revolución de 1848, 1893). El año que vio nacer el Manifiesto comunista de Karl Marx fue también el de la redacción del poema La muerte de Sigfrido, germen del proyecto musical más ambicioso de la historia hasta entonces, la tetralogía El anillo del nibelungo.
"No obstante, según siguió el rastro de la leyenda en las fuentes escandinavas –como los Edda o la Saga de los volsungos–, Wagner fue descubriendo un fascinante universo pagano en el cual la tragedia de Sigfrido podría adquirir una dimensión moral completamente distinta a la que habían tenido sus dramas cristianos. En estas otras fuentes -de carácter más arcaico que el poema alemán- la genealogía de Sigfrido le emparentaba con el dios supremo Wotan (Odín), mientras la reina Brunilda adquiría los atributos mágicos de las valquirias.
"Es entonces cuando Wagner decidió ampliar su proyecto inicial, anteponiendo primero un drama acerca de la juventud de Sigfrido y, poco después, añadiendo dos precuelas más que relatarían los orígenes míticos de la tragedia. El plan de El anillo del nibelungo, trazado en 1852 durante el exilio en Zúrich, constaría de un prólogo, El oro del Rin, y tres jornadas; La walkyria, Sigfrido y El ocaso de los dioses. La composición de la partitura se extendería durante 22 años, hasta finales de 1874...
"La comparación entre el Anillo y sus fuentes originales constituye por ello la manera más fiable y sencilla de internarse en el siempre resbaladizo ámbito de la hermenéutica wagneriana, pues los añadidos y alteraciones realizados por el compositor ofrecen las pistas más sólidas acerca de su pensamiento y sus intenciones.
"Dicho análisis comparativo revela de inmediato, por ejemplo, que mientras las dos últimas jornadas se atienen en sus hechos principales a las fuentes literarias medievales, el prólogo y la primera jornada están sometidos a un proceso de recomposición más intensivo e imaginativo. Pero también vemos que Wagner desarrolla un notable esfuerzo por trabar entre sí relaciones entre las esferas heroica y mitológica que, en las fuentes originales, están débilmente establecidas. Nos centraremos en dos de ellas: el Ragnarök y el despertar de Brunilda."
Poco te debemos, pues, Cantar contaminado por los grotescos salmos de caballería andante.
¿Tolkien nos dirá algo al respecto? Sí, en su obra más conocida y en La nueva balada de los Völsungos y La nueva balada de Gudrún, cuando menos.
Adolf, pasaste a chingar a tu padre y madre. No hay secualar patria germana según te susurraron al oído, y aquellos fieros guerreros jamás habrían trabajado en tus campos de exterminio. Andas al fondo por la Divina Comedia, como los Reyes Católicos y otros contemporáneos y prolegómenos suyos: el Rey Arturo, los Templarios y esa retahila entera.
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