martes, 6 de septiembre de 2016

Éxito

Chistosa viñeta que yerra al crear un discurso. Algo se rescatará de ella para Desde la azotea.
La música vuelve a servir para el ritmo con que escribo. Suena pedante decirlo. Bueno, es pedante, jeje.

Entiendo ahora que este es el cuaderno intermedio de los tres donde sirvo como personaje. La música vale a veces, pues.
Desde la azotea recoge sólo lo madurado y a cierta altura me encuentro allí en mis tiempos universitarios leyendo: “Tenía veinte años y jamás permitiré que digan que es la edad más hermosa”(1). Yo estoy en los dieciséis, recién me descubro condenado al éxito y golpeo con desesperación cuanto se cruza. 
V hace otro tanto y sabiamente es voluntario en una ambulancia. Yo, torpe, paso los días entre juegos y borracheras. Nos topamos al fin con el reino de la injusticia que nos guía desde niños. Él tiene arredros para comprobar en clases cuán triste destino espera a nuestros nuevos compañeros. Yo leo mientras abren la cafetería.
No importa el nivel de estupideces que cometa luego: sin falta terminaré triunfando.
Pronto toparé otra vez a V. Andaremos juntos el país insurrecionado. Para mí está el Santo Lugar y en su caso las sierras que sirven de cobijo a quienes mucho más tarde y si hay suerte podrán sacarnos del atolladero universal.   
El viejo amigo no tiene vuelta atrás, sin importar costos, hijos incluidos. Este abuelo, S y E, a los cincuenta años rinde cuentas al suyo. 
-Cumplido a mi manera el más sagrado mandamiento --le dice-, aunque no pertenezca como tú al linaje de la mujer y del hombre pequeños que así son y así se conciben porque sólo así el balance del cosmos se conserva, como ellos y ellas en los padres y las madres, en quienes se pierden, uno y una tras otro y otra, por los siglos de los siglos, sosteniendo con cada acto, pequeño, necesariamente, el mundo entero, su cadena, rota si alguno falla.      
A los cincuenta escribo Total... y diez años luego a mamá: ¿Qué dirías de verme en este lugar, donde un par de años atrás lloré de alegría apenas se marchó la mudanza? ¿Te entristecería encontrarme en un pequeño, oscuro rincón...?
Entonces viene la Inesperada, le pido marchar y al poco un joven insiste neciamente en entrevistarme. Lo hace animado por su amiga, a quien parezco representación de inmejorable exotismo.
-No tengo nada de interés que contarte. Busca a otro -contesto a sus repetidas peticiones y termino aceptando con una condición: no vernos en mi casa, desastre en patas desde que se fue Ella. El tipo persiste, cedo y preparo el espectáculo que le permita entender. 
Sin bañarme ni cambiarme, en un pequeño escalón entre sala y cocina habló sin parar, pues no tiene preguntas.
-Soy hijo de tres exilios -empiezo y creo guiarlo. 
-¿Puedo tomar fotos?
-Sí.
Publicándolo su maestra de periodismo le premia el infame trabajo donde los exilios no existen y resulto un mero fracaso, con foto y todo, jeje.
¿Acabaré con ambos, pues no importa cuántas torpezas profesionales acumule, me amparan bien conocidos escritores, periodistas, académicos?
No, no haré uso de la cuna que los volvió exitosos y a mí una extravagancia. 
-0-
El joven no estaba por completo equivocado, hasta habría hecho bien su tarea con un poco de inteligencia, y mi discurso es relativamente mentiroso y esconde mil cosas.
Deconstruir llaman, creo, a lo que debe hacerse con esos personajes trazados y al encontrarlos escapar de su nuevo discurso, buscándolos cómo, si solo yo los conozco y pasan sin remedio a través mío para ustedes, segundos intérpretes que llevarán la historia a otros, quienes a su vez... 
Cuento de no acabar este que liamos.
-0-
¿De veras terminada la viñeta? Falta una segunda parte, ¿no es cierto, joven, y generación tuya?
Para conocerse las buenas canciones se han de escuchar cien veces seguidas, cuando menos, y usted, muchacho, y los suyos, brincan demencialmente por Youtube con terror a las repeticiones hasta de álbum o artista. Anoche les escribí esto:
Batallo con los jóvenes, soberbios sin excepción. Están cobrándose el tristísimo destino que les dejaron. Uso la tercera persona porque en ese tema A mí que me esculquen, según reza nuestro nacional dicho.
El viejo no da lecciones y ellas y ellos de todo saben. ¡Vayan a la verga!, les grito. El número basta para apabullarme.
Por desgracia fallé en los cálculos y nuestra Red de agujeros no estalla. ¿O está a punto y ahora se me ocultan las indicaciones?
No será lo nuevo sino lo antiguo quien nos rescaté, sé a ciencia cierta y cualquiera puede verlo de una buena vez. ¡Háganse a un lado!, faltó decirles... con esas y esos que les hicieron la mala obra.          
"¡Nuestros hijos serán criados por sus padres y madres!", chillaron públicamente homofóbicos de ambos géneros el martes, y agregué para que violen y maten a nuestras hijas.
A buen entendedor, muchachas y muchachos... ¿Revisaron las cartillas electorales de sus progenitores? Apuesto con handicap favorable: 6.5 ó 7 entre 10. Es un indicio que corroboro contemplándolos. Yo busco a Teresa y Sandalio, y a ustedes les borraron a Petra y Tiburcio con un mensaje: No seas como yo.
Orondos clasemedieros estos de ahora que, a diferencia de mis condiscípulos, mimaron pobremente, para sólo diez minutos en la gloria.
Siento hablar así, queriéndolos tanto. 
-0-
Rematé el miércoles con un conciliador estado en la red social:
El viejo que por vocación tiene que ser joven, sabe cuánto a solas y gustosamente hace el camino entre jóvenes a quienes la generación anterior traicionó (ella; a mi que me esculquen). Vamos juntos sin hacer lo imposible: entendernos.
Sí, la viñeta prestó al estado -ojalá pudiera hacerse lo mismo con el de mayúsculas.  
-0-
-¿A qué viene esa segunda parte y una tercera que borré, nietos? 
-Por el éxito, Pupa. 
-Es un plumazo lleno de resabios. 
-Sí. 
-¿Lo quitamos? Este cuaderno realmente es de tránsito.
-Entonces déjalo así y pide disculpas a tus hermanitas y hermanitos... Las repeticiones no las quites, ¿eh?
-¿Quién de los dos habla, E y S?
-Uno y uno.
-Payasos.
-Si somos tus nietos...
-¿No volverán las batallas campales?
-¿No que aprendiéramos a tocar?
-¿Puedo escucharlos?
"Qué chistines."
-Es de ti para la Tic.
-Ah, bueno.
-(Jejeje.)
-(Jejeje.)
Deja que mi alma llegue a ti, sin éxito, te suplico.