martes, 5 de enero de 2021

Sigo, Mr. (revisitado)

 

Permitan que me corrija la plana, según ordenan los pandémicos tiempos y nuestra Revolución Mundial. Ese hombre es tan nuestro como nosotros suyo. A chingarle vinimos todos y cada uno y una hace lo que puede. Léanse en él y él en nosotros.

Fue producido por quinientos años distintos e iguales a los de los demás. ¿Escuchan a esa mujer negra haciéndole coros para desaparecer hasta siempre, pareciera, y doblemente viva en realidad? Un ghetto sobre la calle 77 espera por ella. Sobra cualquier condolencia al contemplarla salir del Metro en Everywhere Place. La esperan dos hijos, el hermano, la cuñada y sus tres pequeños, otro que entró por una ventana cuando venteaba, el esposo ausente y Ottis Redding, a quien adoran. Si al Mr. le brotan historias a borbotones, imaginen cuántas circulan allí. ¿Y en el ustedes donde me incluyo, con variadísimos acentos?

Cante cuanto pueda, Zimm. Aquí, así, con mayúscula, interminables tonadas van y vienen.

(Hay un regalito al final, brothers and sisters, digamos para conciliar, jeje.) 

Ya quedamos: lo escucho sin parar desde 1963 y como buen no USA sé nada de usted (Me gustaría, Mr.).

Disfruto la ignorancia apenas oí aquél primer álbum con mi pésimo inglés y así gané derecho a reinventar sus letras cada vez.
Pasé de largo esa etapa cuyo video pongo. Era buenísima y yo ni en cuenta, sin prejuicios, como otros, según parece. Simplemente estaba muy ocupado y bastaba la casi inagotable catarata que aventó antes. 
D lo entendía y circulaba libros con correctas traducciones y acordes para guitarra que conforme al día mis torpes manos seguían divertidas o con enojo
¿Hago un viaje de regreso para comprenderlo? La Revolución Mundial está en curso, perdón, y no puedo permitirme lujos.
Claro, aviento a diestra y siniestra links para que lo aprecien. Columbia Records paga teléfono, agua y luz de esta casa -¿cuántos firmamos contratos similares?
Cubierto el diario expediente me retiro: ahí tienen tres horas veinte en vivo, patanes latinoamericanos y españoles. Aprecien siquiera cuánta nueva interpretación tienen a mano ahora. ¿Envidia por  quienes presenciaron los conciertos y habían asistido e irían a otros?
Obviamente bromeo, estimados. Cada uno en lo suyo, él y tales y cuales requintos, bajos, pianos, voces, aplicaban miles de exultantes y arduos días bien alimentados o magros, porque huesear tiene bemoles y exceptuando al mentado no grabaron discos propios, mientras ustedes se desvivían haciendo esto y aquello digno o despreciable para la sociedad que produce basura a granel y respetándose muy mucho al menos a buenos ratos -no en balde se identifican con versos y músicas irreverentes, perseguidoras, diría Ana.
Intento imaginarlos, contertulios secretos, recreando ad libitum, como yo, frase tras frase, así personales y partícipes de un universal impreciso y no si consideramos las décadas, siglos, milenios quizá, que le toma fraguarse.
Saludos, Bufones.

(Ellos, los privilegiados, están hecho de esto. ¿Realmente les tenemos envidia? PiénsenloVietnam, autobuses segregados, Columbine...)

PD. No se pierdan esto.

F:jJf-