viernes, 1 de enero de 2021

A la luz de Ana

 

Aquí junto (Ahora el año es 1995 o), Ana, busco como contar años que no te vieron, comunicando la vida experimentada por un hombre delgado.
No te llamas así y deberían entenderlo quienes al inicio de los Cuadernos encuentran esta secuencia:
"Todo es verdad y espera por la verdad", hace decir don Theo a su persona
je.
El hombre delgado que soy allí se deleita con cuanto encuentra, contemplándolo en trescientos sesenta grados. Gorrión, y apenas hay metáfora al calificarme así, y sus sentidos, nervios al desnudo, necesitan precaverse, claro.
No me autocomplazco describiéndome, sabes, falsamente nombrada, y por ello te decidiste y volverías para cumplirte y de ese modo a Luisa.
Hija y madre perfectas hallaron en mi absoluta imperfección su correlato. 
-No es El perseguidor del cuento sino lo contrario -entienden al encontrarnos- y ajusta entonces a nuestras intenciones.
     
Del trío revelé solo eso poco requerido por la vida para seguir en el yo Hall 9000. Si nos observáramos con mínimo detenimiento se apreciaría un agujero enlazándolas, desde el cual llegan criaturas y lugares de otra forma inaccesibles para ustedes.
¿Por qué me atrevía a nada excepto estar? Pregunten al bing bang, jeje.
Quisieron al error que intentaba comportarse libremente con los demás y en consecuencia iba tropezón tras tropezón. Así la calle en solitario resultaba el espacio ideal. O los ventanales o mi sillón de trabajo con niños alborotando alrededor. O donde bocas, manos, sexos, se reconocían. 
¿SIGUE?        
 


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