domingo, 29 de diciembre de 2019

Oficio de poseídos

Vi estas entrevistas. Me llamó la atención qué tan táctiles eran estos hombres. Ninguno parece un genio y todos trabajaron como demonios desde niños. 
Poseídos por las letras, los llamaría. Ellas hicieron de ellos cuanto les permitieron sus humanas facultades, creo. 
Cuando escucho a escritores del montón vanaglorisarse horas enteras por la forma en que construyeron novelas y cuentos, siento pena y vergúenza. 
Comparados, Borges y Rulfo, sobre todo, aunque también a su manera Cortázar, son incapaces de explicar lo que produjeron. El mexicano llega al colmo y casi no puede decir palabra. 
A cambio, Juan Villoro se toma dos horas y tanto explicando Pedro Páramo, inventándolo a modo. ¿Le daría de nalgadas el jalicience?