Poseídos por las letras, los llamaría. Ellas hicieron de ellos cuanto les permitieron sus humanas facultades, creo.
Cuando escucho a escritores del montón vanaglorisarse horas enteras por la forma en que construyeron novelas y cuentos, siento pena y vergúenza.
Comparados, Borges y Rulfo, sobre todo, aunque también a su manera Cortázar, son incapaces de explicar lo que produjeron. El mexicano llega al colmo y casi no puede decir palabra.