Hay un Me gustaría, Mr. primero.
Tengo mil cosas buenísimas que compartir de usted y salgo con lo primero a mano, poco representativo, sin duda.
Cada vez más sus hispanohablantes fans resultamos de risa loca. Lo que no significa reconocernos inferiores. Seguro hay muchos cuya vida vuececencia envidiaría, sentimentalmente, pongamos, y no por estable, claro. Sobre el sexo ya nos presumió y acá entre nos estoy convencido alardeaba o ni siquiera eso, viviendo en una burbuja.
Valen sus canciones, la gira tras gira, el proceso creativo. Lo demás, al modo de las mansiones, motos, ectcétera, importa nada -¿o sí, Mr. Jones?
Está diciédoselo quien hace un momento escribió:
Y sin embargo, se mueve
El del título no es nuestro círculo terráqueo, como dicen que dijo aquel y tal vez no, sino, obvio, yo, mi monotema, bien chingón, modestamente, ya se sabe, y hoy hasta la madre -dejen dejárselas juir tantito- por -ya- su -a omnímodo nadie me gana (no, pues no)- deleznable correción lingüística.
Fiénse que vienen valiéndome gorro, culeros, ustedes llegados aquí y cuantos hay en el susodicho -planeta, entiéndese-. Escribo para la posteridad, goeyes -menudos bueyes, si por algo los cornudos son representación-, postrada a mis pies siglos ha -todo lo que se me relaciona vale múltiples tantos comunes, por solo existir, pieza perfecta.
-0-
¿Ve? Lo suyo, lo mío, da igual. Eso que se escucha gracias al video, no. Ni el siguiente
Lea La pieza que ocultaba.
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¿SIGUE?