Así
se llama donde cuidan de mí cada que necesito. Todo es maravilla en el lugar,
sin faltar su nombre, romanticismo puro.
Más
horas de las obligadas hasta para una simple consulta, paso entre pabellones, jardines y colas que a ratos hago sin motivo.
Las
mujeres y hombres en sus desvelos e ilusiones por allí son antiguas
enseñanzas renovadas. Con sus semejantes aprendí desde muy pronto cuanto le dio
sentido a mi historia.
Vaya dulzuras, risas, emociones, durante la larga semana en cama esperando una operación con que tramposamente, creo ahora, me le volví irrenunciable.
El
gran teatro del mundo, dicen quienes no conocen la hectárea que sublima a una
humanidad relatada en otras partes de la más soez manera.