martes, 22 de agosto de 2017

Me gustaría, Mr.

Pin Youtube, ya me bajaste harta cosa, jeje.
Bueno, va algo nuevo. Una sesión para comprobar qué tan orgullosamente estadounidense se siente el Mr., con entera razón.
 

Diga lo que diga yo, es usted un hermoso personaje. Esos últimos cuatro minutos, ciertamente... ¿Recuerda su primera grabación, hueseando con la armónica para una cantante de blues? Ahora solo quiso compartir con los fans, sin rubores. Estadounidenses, claro, según mi tesis, jeje.

Uno empieza soltando estupideces y termina esforzándose en comprender.
Como sea, toda duda se disipa escuchando estas sesiones. Gran tipo usted, Mr.
Algo más, para empezar, que demuestra la postura de arranque -jeje-. Puedo apropiármelo al fin, poco a poco, desde luego, gracias a lo que los no USA jamás escuchamos hasta ahora.
«Di (...) que yo no tomé mi nombre de Dylan Thomas. La poesía de Dylan Thomas es para gente que no está realmente satisfecha en la cama...»
(Cúan presumido e insolente es, ilustrísima. Y si completo el párrafo resulta usted homofóbico. Termino creyendo que sabe poco de sexo, así tuviera ofertas a millones. Muy estaodunidense la cosa, por lo demás -no eso sino lo otro, jeje.)
 
Me gustaría, Mr., demostrar a sus seguidores hispanohablantes que no sabemos nada de usted.
Es tan únicamente un EU como los pioneros recorriendo millas a miles con niños al cuello, sobre las cabezas, por los bolsillos, y sus fantásticas, desenfadadas historias. Como aquella que dibuja a un jinete ante el Muskingum, cuyas semillas de calabaza cayeron al suelo "y tan instantáneo fue su crecimiento, tan sorprendentemente rápida su extensión y ramificación, que, antes de darme la vuelta (...) habían arraigado en el suelo al punto de circundarme peligrosamente las enormes guías de la enredadera", y así pudo salvarse solo gracias al brioso caballo que con viveza espoleó.

Ese país lo entiende quien lo vive y nadie más. En consecuencia bastó el título y dos líneas para dar por concluido el asunto. Si sigo cúlpese a la necedad o a mis raros hábitos nocturnos, debido a que no tengo una dulce Melinda con quien aullarle a nuestra luna y no suya, permítame recordarle -uy, sí, harto igualita ha de ser en Ciudad Juárez que en donde vivo; a tal latitud hasta el conejo mesoamericano se perdió; ¿cuánto entonces nuestro Norte, en especial, si bien no solo él, y los Estados Unidos, comparten culturas?
Con esto sobra, creo, para mi propósito:

¿Alguien entendió, fans? Dirán que sí y en realidad se les escapará casi todo. Hice con Juan el viaje a Casi Memphis, Tennessee y me quedo con un palmo de narices.
Tocó en México dos veces y no fui a verlo aunque escuchaba sus álbumes maniáticamente desde 1963. Hablo un inglés malísimo y frases y hasta palabras sueltas, con frecuencia mal interpretadas, permitían usar al antojo su música y su voz. Vaya viaje, amigo, sin apenas relación con usted, lo cual es un decir, claro, pues se había convertido en el Señor de la pandereta.
Me lo imagino sintiéndose con una guitarra al hombro, Autopista 61 y anexas arriba y abajo, como trovador en los consecutivos Oestes o justo cuando abandonó el hogar para enrolarse en la aventura pan de cada día que incontables músicos empredieron durante los mil novecientos remontando el Mississippi o por cuanto buen lugar volvían a modo capitales de lo que fuera: casinos, fábricas, cine, quitando Duluth, Minnesota, y pueblos asociados.
Wrong, yo. Eso es tan cierto, que sobra presumir de adelantado; nunca antes en ningún lado hubo tales puertas al éxito a traves de la música.
Finalmente decidí asistir a su tercer concierto en este país para vuescencia reducido a prostíbulos e imaginarias o reales Magdalenas y así patético en mi gran ciudad, a cuya audidencia tiraba pedos durante las presentaciones -con entera razón, desde luego. 
Quedé perplejo diciéndome Solo él y sus compadres saben de qué van esas canciones celebradas por todas partes, incluyendo a los USA escuchas tradicionales (véase, por ejemplo, esta entrevista).
Calculo la flojera cantando para quienes pedían y pedían rolas tres o cuatro décadas antiguas y en originalísmas versiones. Hubo protestas porque no descubrían Like a rolling stone, pongamos a lo bestia, entre eso que su banda hacía tras quizá unas diez mil jornadas -3,099 es el registro oficial contando desde 1961. 
Repetirse era cuestión menor, pienso, pues sin duda tiene por absurdo todo sino hay escenarios. 
-On the road y más on the road, para eso estoy, como Holly o, ya si quieren mitificarme bonito, Woody- a quien dedicó estos magníficos versos que avierten pudo ser poeta y no más:
¿Sí?, ¿muy rolador? En la entrevista aquí arriba asegura que prefiere grabar. Eso no quitaría, por supuesto, sentirse en una carretera, y en aquel tiempo los conciertos se producían con muy magros recursos y en verdad lo desesperaban, según prueban sus documentados berrinches durante la primera gira por Inglaterra -estoy pareciendo erudito y de eso no tengo un gramo.
No viajaba tan a cuenta propia como quiere aparentar, Mr. Primero subió al carro Guthrie leyenda y luego era inevitable treparse en la guerra de Vietnam, el integracionismo negro y demás, entre una bohemia vertiginosa y drogas y sonidos eléctricos que lo arrebataron. 
Very folk usted, el blues le llegó temprano y fue al fin roqueramente liberado, aunque por montón había hecho ya las canciones que continuarían caracterizándolo.
Estoy al tanto, observa, siquiera de lo básico. 
En cualquier caso, cincuenta y cuatro años después nada hay más constante para mí que sus canciones. ¿Calcula el efecto? A veces lo siento contra un rincón dentro de mi casita y discute conmigo si algo que pongo le disgusta. Bromeamos y no sé dónde anda luego -meando, haciéndose unos huevos, rendido ante esta otra luna mexicana, sabia hasta decir basta.
Imposible enlistar mis rolas preferidas, empezando por la variada temática. Con A hard rain´s a-gonna fall, Chimes of freedom y Highway 61 revisted narró sintéticamente como mejor se debía lo que las entrañas del horror social guardaban, y muchas otras cosas dieron directo donde más dolían.
Entremedio otra multitud de joyas, antes y después de sentirse morir.
 Conste que no meto la mayor de Planet...
Y al envejecer nos salió con cosas grandes.
Mostré mis credenciales como Dylan iluminado para darle gusto a quienes me remedan en España y Latinoamérica comprendiendo una chingada sobre este hombre y lo que compone. Posiblemente si hubieramos asistido a tres docenas de los buenos conciertos caseros y no a esos que con ascos da en nuestros países, podríamos presumir el mínimo, desapendejador roce necesario.  
Bueno, si ni siquiera Casi Memphis... me permite agarrarle la onda al señor, ustedes, que no pasearon cuando menos Harlem de noche, qué decir. 
Hay paisanos míos cuyos criterios poéticos les hacen poner en lo más alto esta composición. Preguntaré a Al Kooper o Richard Manuel qué opinan -menuda tontería, jeje.
Al firmante le gusta más la obligada, así sea en versión un tantito rara:
Aunque, Mr., como dice usted, no quiero negarlo, desafiarlo, crucificarlo. Bueno, ni siquiera intento ser uno de sus distantes, anónimos amigos. A ratos cae muy simpático, por momentos hasta conmueve y otros parece inmamable. 
Qué importa eso, desde luego, si hablamos de su trabajo. Si fuera usted un poeta a secas o alguien así, cuya presencia sale sobrando, cero broncas. El caso es que ahora lo encuentro también en videos, pues solo allí hay nuevas interpretaciones. ¿Ve los problemas de un fanático años luz lejos?
¿Cuán universal debe considerárselo, entonces? Tanto como a cualquiera con su talento. Me gusta mucho Selomo Ibn Gabirol y no nací judío ni viví en Al Andalus durante el siglo XII. Así que paso a retirarme tras mi estúpida nota, no sin indicar: a los rockeros solemos apropiárnoslos, tomándolos por pares. Uno cree, pues, saber todo de ellos. De ser Rimbaud, por ejemplo, a quien usted tiene como referente, entre otros, muy cuidaría hablarle con este pedante tono.
Hace días un amigo recordó que Like a rolling stone la compuso, según aseguran, dirigiéndose a tal o cual ciudadano o ciudadanos. Olvidé ese dicho hace treinta o cuarenta años, y al escuchar "She breaks like a..."  pienso siempre en una mujer. ¿De leerlo y no escucharlo, tendría más claro el asunto?
Nuestros expertos en poesía dylaneana son tan o más estúpidos que yo, por igual razón: vuecencia pertenece al nosotros de la cultura popular, magullada sin reparos.
(Un momento de intimidad entre miles.)

(¿Y el trabajo tras cada álbum?)
(Por cierto, Like a... fue revolucionaria, dicen, por su componente musical, incluída la voz y, apelando al Big brother tumbaburros, "la asertividad de la pregunta del estribillo" ((por aquí se entra gratuitamente a Bob Dylan, All the Songs: The Story Behind Every Track: https://books.google.com.mx/books?id=7iRBCgAAQBAJ&pg=PT971&dq=Bob+Dylan+tell+me&hl=es-419&sa=X&ved=0ahUKEwiUx9WTtYzWAhXE4CYKHVHaA_kQ6AEISzAF#v=onepage&q=Bob%20Dylan%20tell%20me&f=false.
(No me quiero ir, se nota, y ahora pregunto por la industria alrededor de usted y los compadres y comadres suyos. Folk, rock, lo que sea, pudo hacerse cultura mundial gracias a las disqueras y socios. ¿Qué calidad tendría sin el grandísimo varo para consolas, micrófonos, instrumentos.
(Lo imagino tocando en las esquinas, Don, a pesar de cuán buena rola es.
(¿Este sonido es solo suyo?
(Convendría que leyera nuevamente a Dylan Thomas. Quizás ahora sí se le para, pues él a pura letra la llevaba.
(¿Quién pujó más para el Nobel 2016? ¿Columbia Records, si tal existe todavía? Bromeo, obviamente. Tenía usted los merecimientos y, al premiarlo, esa nobiliaria academia cuyos usos políticos fueron denunciados por Sartre hace cincuenta años, reconoció que la literatura tiene horizontes muy amplios. Corrijo, al paso, lo que comenté sobre su respuesta: es espléndida. Disculpe, de eso va mi contradictoria nota. 
(En fin, por vez número mil seguiré pasando la tarde con el Bootleg 4.
(Aguante de nuevo. Gústanme los álbumes que grabó con Harrison, Orbison y demás, por frescos y solo eso. Diez días trabajando, prosopopéyicos nombres y ya está, bievenido al éxito. Ah, sí, y un ramplón miembro extra, Warner Bros.
 
(¿Será que, masoquista de clóset, lo aborrezco y le rindo culto? Para nada. Debo ahora reandar el camino que usted señala, hacía la riqueza musical estadounidense, de su mano.)
-0-
¿Se refería a cosas como esta, Mr.?
(Perdone, no encuentro la versión original.)
Los otros citados
¿Es usted la síntesis de todo eso y lo casi infinito detrás, por muchas tradiciones diversas, negras y blancas, que maduraron en siglos, por ocho millones de kilómetros cuadrados donde las leyes llegaban tras la realidad y nunca antes que los bancos? 
(Aquí arriba uno de miles en la carretera. ¿Cómo la hicieron los demás, todos muy conocidos después?)



¿Un momento de intimidad?
Nada, realmente, luego de que uno vuelve a escuchar esto:
¿Sabe, Don? Me muestra caminos que pude seguir y no advertí. Sobre todo sus primeros años suenan apasionantes, y esas sesiones sugieren que hasta hoy la vida resulta pletórica para usted. Gran viaje el suyo, gran viaje. Déjeme ser su partner, ande.
A los demás fans hispanoablantes sigamos tirándole pedos. Ay, no, perdón, si se saben de memoria lo que sigue, pues estuvieron esa noche, en primera fila (yo no, confieso; a su digna acompañante no la soportaba hasta hace poquitito):
Otro gran disco, que ni olimos los hispanohablentes pues, entre muchas cosas, era su "despreciable" periodo cristiano.



jueves, 10 de agosto de 2017

Curriculum

Este es el cuaderno donde da lo que no tiene cabida en otros, S y E. 
Puse un resumen curricular de los acostumbrados para solicitar trabajo. Intentaba guiarlos, usando por primera vez fechas y nombres, y comprobé cúan poco sirve la memoria formal o cantaleta, como nos propuse llamarla. Tiempo de caminar se refiere al asunto. 
¿Qué será del departamento en sí y en mí, cuando mañana Él y yo lo dejemos?, preguntaba allí, a los treinta y dos años. Decía también: el dibujo de una ciudad pasada e idealmente recompuesta, cuya esencia trasegada por lugares, cosas y atmósferas imprecisos traía Ella. O: no había una posible ciudad única, sino un eterno temblor construido por millones de ojos y memorias
La cuestión me obsesionaba. ¿Cómo se recuerda? Veía un momento cualquiera entrar por los sentidos para rozarse con millones anteriores y posteriores que lo transformarían, aguardando su convocatoria, si la hubiera, claro, pues bien podían "olvidarlo", así, entre comillas, o no tener más necesidad de él, refugiado quién sabe dónde mientras forzosamente trabajaba.
Más bien debo hacerles un curriculum de los cuadernos, no menos vago que el que presume certeza al presentarlo a un factible patrón, quien se lo pasará a su experto en descubrir adulteraciones.
-Primer día.
-Cuna en tiempo impreciso.
-Un metro de alto.
-Ocho años... 
¡Menudo hueco, durante el periodo fundamental! Mejor olvídemoslo, nietos.     
-0-
Ya dije que no soy un historiador, que la historia me toma de la mano. Al mismo tiempo nada resulta para mí tan emocionante como investigar. El proceso útimo, a veces largo, produce auténticos orgasmos, relacionando hechos para por fuerza descubrir nuevos y dar mazazos a una perspectiva tras otra, y hasta los legajos penales pueden resultarme apasionantes.
Trabajo con compulsión, las horas se convierten en minutos y persiguen un fin mensurable, que debe materializarse para volver después sobre él, siempre que haya modo pues no vivimos de aire, cobro por obra determinada, e incluso sino, al conocimiento debe dársele un efecto social, pequeño o grande, eso lo deciden los demás, si bien con frecuencia tengo que guardármelo entero y siempre en su mayor parte.
¿A qué viene este discurso? ¿Porque hablamos del currículum? Más bien estoy invitándolos a que investiguen, Ohsis. Esa ciudad en los cuadernos, por ejemplo. 
La llamo "nuestra", así es y podría sintetizar su pasado y presente. No tendría caso. ¿Resumir mil años de una urbe como pocas, donde hoy cabemos veintitrés millones de personas? Alguna vez monumental para su época, se hizo relativamente pequeña y volvió a agigantarse. Mientras yo crecía nos multiplicamos diez tantos. Tal fenómeno no tiene precedentes y no volverá a producirse. A ratos doy guías. ¿Les servirán para imaginarlo siquiera
-0-
De algo servirá el currículum cuadernoso. Al menos para apreciar los vacíos:
-Pelota rebotando y paseos en bicicleta.
-Quince años.
-Resto de la adolescencia. 
-Los profusos veinte exactos.
-Filiberto y el Santo Lugar.
-Tiempo de caminar.
-Paraíso entrevisto.
-Largo suspenso hasta la última función.
Seguro no me contratan en Autiobiografías Int., gracias al cielo.
-0-
Otros cuadernos tienen cierto orden o van encontrándolo. Creo que este será un batidillo, luego de robarle para otros cuanto se pueda. ¿O no?
-0-
Antes venía a esta cadena de supermercados, hoy entro accidentalmente y mesuro al fin mi desvarío.
Los estantes parecen sacados de Las mil y una noches por su rica, colorida variedad. El orbe entero está aquí en productos que satisfacerían al más fino paladar, o casi, pues sé cuánto demanda éste y faltan tales y cuales para la canasta básica.
Acabo de cobrar mi quincena y no podré darme una apetitosa cena como las acostumbradas diez años atrás, pues no sobraría siquiera para cigarros. 
-Qué bajo has caído -grita todo alrededor. 
Bueno, al menos no estoy en una novela de caballería, como don Alonso, sino en la mera mata, de donde el Amadis y demás mal plagiaron sus historias.
Ínsulas por doquier en la delirante fantasía Viejo Mundo, ¿cúales nos tocan, Mr. Swift? 
Vivo fuera de la realidad, confirmo entre los pasillos por donde paseo inútilmente el carrito. Esa mía inventada me conducirá mañana miércoles a ciudades y pueblos que no vieron jamás cuanto me asombra ahora.  
¿Qué este cuaderno será mera batahola? Quién sabe, nietos. En una de esas con él nos ganamos el Nobel.
-0-
Las islas en el imaginario del Viejo Mundo antiguo, "medieval", "renacentista", y después Gulliver. 
"Cuentan que el día en que a Simbad el marino se lo llevó la muerte, el mar se volvió negro de tristeza (...) Para entonces la historia de aquel viejo mercader ya era bien conocida (...) y corría de pueblo en pueblo. Todas las noches al salir la luna, los beduinos se la contaban al amor de sus hogueras, y cada vez que pensaban en Simbad creían oír el rumor de las olas en medio del desierto."