jueves, 3 de noviembre de 2022

Lázaro

Estoy cansado, muy cansado, abuelo. Apenas me tengo en pie, ¿ves? Me vence lo que jamás conociste, hace tanto. Mi pequeño cuerpo es un prodigio. El daño está en el alma. Menuda tontería, perdona, que no hago sino revolcar la gata. Cárgame un rato, anda.
A la mañana siguiente rumbo al trabajo pienso:
-Lázaro, a quien diga que fue fácil, levántalo y ponlo a andar.